
19 de octubre de 2025
El año pasado identificamos la carencia y la necesidad de una formación en bioética que nos capacite para proporcionar una atención ética. Esta no puede quedar supeditada únicamente a la voluntad individual, sino que constituye un compromiso inherente a la práctica profesional. En este Día Mundial de la Bioética queremos reflexionar sobre la relevancia de la bioética para la enfermería neonatal.
La bioética es una ética aplicada y, como tal, se fundamenta en la filosofía, que nos exige dar razón de lo que hacemos y decimos. Contar con formación formal en ética y bioética no es un mérito circunstancial ni un aspecto accesorio, sino un requisito transdisciplinar que nos interpela a pensar y actuar con responsabilidad, en coherencia con principios y virtudes éticas. Cualquier acción vinculada al cuidado neonatal se encuentra inevitablemente enmarcada en un sistema axiológico (valores) que deriva del ethos (carácter) del profesional que cuida. En consecuencia, la aplicación de cualquier modelo o teoría ética –ya sea la ética del cuidado, la ética de la virtud o la ética narrativa- exige una formación sólida en ética. El primer paso es el autoconocimiento: reconocer cómo comprendemos conceptos como moral, ética, principios, valores y virtudes, y cómo se traducen en nuestra práctica diaria de atención neonatal.
La acción no puede desligarse de la reflexión, ni esta permanecer sin traducción en la práctica. Si reflexiono sobre cómo perfeccionar mis virtudes, necesariamente debo pasar a la acción poniéndolas en práctica. Del mismo modo, cada interacción con los padres o con los compañeros de trabajo requiere ser objeto de reflexión, valorando si realmente se ha orientado hacia la virtud –y el bien-.
La ética y la bioética nos demandan revisar y adaptar nuestras prácticas asistenciales desde esta perspectiva filosófica, orientada hacia el recién nacido, sus padres, la familia y el conjunto del equipo multidisciplinar. Esto implica reconocerlos como sujetos morales, no como medios para un fin, sino como fines en sí mismos, respetando así su dignidad humana.
Por todo ello, la bioética nos compete de manera especial como enfermeras neonatales, pues nuestra práctica se desarrolla en un ámbito de máxima vulnerabilidad, donde el recién nacido, en situación de extrema fragilidad, no puede expresar su voz ni defender sus derechos. Cada decisión repercute no solo en su presente, sino también en su futuro y en el de su familia, lo que exige un compromiso ético constante y permanente en el cuidado neonatal.
Grupo de Trabajo de Ética